5 de agosto de 2010

Porque prendo una vela y me pongo a pensar...

¿Cuánto tardan tus ojos en acostumbrarse a la oscuridad?
¿Cuánto tardas en valorar la sutileza de la luz de mi vela?
¿Cuánto tardas en distinguir mis palabras de aquellas bajo tan tenue iluminar?
¿Cuánto tardas en ver lo que tus ojos no alcanzan al estar cubiertos por tan apreciada plenitud?
¿Cuánto tardas en llegar a este lugar?
¿Cuánto tardas en apreciar esta esta quietud que tan estruendosamente te llama?
¿Cuánto tardas en valorar un aire tan puro que al respirarlo te hace sentir más viva que nunca jamás?
¿Cuánto tardas en escuchar un silencio tan profundo como no puedes imaginar?
¿Cuánto tardas en darte cuenta que sobre ti hay más estrellas de las que puedes contar?
¿Cuánto tardas en entender el mensaje que trae un viento que nunca volverás a escuchar?
¿Tardas más que el fuego en alcanzar el fondo de la existencia?
¿Tardas más que aquel fondo que al ser revelado extingue mi luz y con ella mi inspiración?
¿Tardas más que estas palabras?
¿Tardas más que la oscuridad en llegar?

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