4 de septiembre de 2016

Despertar

Y mientras yo estaba aquí, perdido, ciego e incapacitado. Con los ojos nublados y llenos de ira ante un camino bifurcado, recorriendo una tierra que creía estéril, completamente inconsciente de los frutos que darían las semillas del pasado.

He vuelto a despertar. Esta vez es diferente, más aterrizado, más terrenal. Con mayor conciencia de los miedos que te rodean, con mayor convicción de que es la oportunidad que debo tomar. Pero no es el momento. No debo gritar mientras mis palabras se vean así de conflictuadas, no otra vez, no como aquel final.

Es la ocasión para dar el paso de un nuevo comienzo y dejar los viejos fantasmas atrás. Es la hora de adentrarme en el bosque de tus cabellos, mientras me desintegro, mientras el amor resuena entre tu risa y mis memorias, mientas siga creyendo que no hay algo mejor que estoy dejando atrás.

Eres el despertar que todo el tiempo eludía mis pasos, el desvío del camino pactado, aquello que mis ojos ciegos necesitaban ver para rendirse, lo que mi mente necesitaba encontrar para dejar de evitar. Eres la pregunta que hace temblar la tierra sobre la cual mis pies se sentían tan seguros, el cuestionamiento que derrumba mis cimientos, el remezón que derrumba la ilusión para dar paso a la claridad.

Eres el bosque en el cual quiero perderme mientras mi viejo yo se desintegra junto a sus miedos. Eres las ganas de volver a sentir esas caricias y retribuirlas con una sonrisa, las ganas de dejar de buscar, de ser el momento adecuado, de exponerme sin la necesidad de estar protegido por una muralla, de salir al mundo sin el temor de verlo estallar.

Eres el estar perdido mientras le sonrío a la necesidad de control que se desvanece, la grieta que se expande y derrumba un mundo cuidadosamente construido, el golpe de realidad que abofetea mis mentiras.

No es una declaración de amor ni una promesa hasta el fin de nuestras vidas. Es sólo libertad absoluta y el querer compartir el tiempo que no existe, vivir una realidad construida, moldeada por nuestras risas y momentos que se apilan poco a poco, acumulando nuevas caricias en base a las cuales volver a sonreír juntos... algún día

Eres un lugar que había olvidado, o que tal vez nunca supe que existía.

Mis rodillas tiemblan y me rindo con una cansada sonrisa. Ya no quiero caminar más, pues he encontrado el bosque en el cual quiero (por ahora) perderme para siempre.

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