La verdad no es lo que te aterra son mas bien sus consecuencias, tarde o temprano te va a alcanzar aunque la música que suena en tu cabeza te dice una y otra vez que estás más y más lejos.
El salón crece frente a tus ojos y la hermosa puerta al final está cada vez más lejos y se marchita con cada paso, te sientes sola en tan imponente habitación y dejas de sentir el amor y escuchar esas viejas voces para entrar en ese maldito trance del cual estabas corriendo para despertar en un lugar que no es nunca jamás.
Las escaleras te hacen caer hasta el inicio, alzas la vista testarudamente sólo para ver que la cumbre ahora es más alta que nunca y los escalones difuminados te hacen pensar que no hay más esperanza que tan cobarde final, te vas junto con el efímero humo y el fuego que le dio lugar para no volver y jamás recordar.
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