6 de diciembre de 2012


Las cadenas de oro que magullan mis muñecas me tienen alejado de tus ojos, son tan largos los días y tan tediosas las operaciones que apenas si puedo acordarme de ti, mucho menos detenerme y conmigo el sistema entero para dedicarte unas escasas lineas.

La verdad es que te extraño, tu paz y quietud son sólo un sueño evocado por memorias cada día más borrosas, la canción esperanzadora ya no sueña y las ganas de luchar penden de un hilo tan fino como el que alguna vez nos unió y como aquel que hoy nos separa.

Tan cerca pero a la vez tan lejos, es aún peor cuando estás tan cerca que puedo sentir tu aroma que tantas cosas provoca y ver tus ojos llorosos a través de un vidrio nublado, escuchar las notas tristes de tu guitarra a la vuelta de la esquina y fingir esa sonrisa destrozada que a todos mantiene contentos.

Es frígido, desganado y desinteresado, disculpa, debo volver a la ceguera y a la sonrisa...

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