Lo odias pero aún así no haces nada para evitarlo, miras a ciegas y gateas a tientas con ojos rojos de venganza que sólo te dejan ver lo que menos deseas, cosas que sólo alimentan tu odio roto y enfermo. Atrapado en el pasado, sigue cada paso al pie de la letra, sonríe ante cada consecuencia y se grácil ante quienes más te detestan, mira hacia el futuro brillante de las cadenas rotas y las rodillas laceradas que comienzan a sanar. No des la vuelta hasta el final del trayecto pues la luz solar puede ser una ilusión para hacerte tropezar, salta tan alto como si volaras y soporta esos fríos meses de invierno consecuencia de tu ingenuidad.
Contén el grito desesperado del final maldito para mantener el sigilo de tu escape, mantén el elemento sorpresa hasta el final y no les des oportunidad de saber el momento de tu partida. Debes ser sólo un recuerdo invariable y cubierto en el polvo del recuerdo para cuando llegue tan esperado final.
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