La estela de fuego está cada vez mas lejos del comienzo y día a día un poco más cerca de nuestro final, ilumina recuerdos y sonrisas destrozando todo a su paso y jamás desviándose de su camino, son tristes los días que deja su paso, no es cualquiera sino todos quienes ven tu luz, son días venideros de paz, sonrisas y quietud los que estás por quebrantar y borrar de toda memoria.
Es un coro de miles de voces que acallan en un segundo para perturbar todas las miradas posadas sobre ellas, son las ganas de saber, ver y conocer los fundamentos de tu desgracia, si tu ambición es algo mas que una ceguera que inició como algo temporal para evitar y hoy se ha vuelto algo permanente, es el comprobar si la igualdad es algo mas que un ideal entre el fuego y el mar.
Una campana suena tras tu ventana anunciando un final aterrador, abres los ojos, tus pupilas se contraen y se dilatan mientras una gota de sudor frío recorre tu espalda mientras pensamientos que preferirías evitar vagan libremente tras tus ojos, los mismos 7 pasos hacia tu puerta y la cerradura abierta no como todas las mañanas.
Es tu Dios cada día más sólo y olvidado en su nube, un poco más reducida cada mañana por el combustible de nuestras vidas, preguntándose qué pasaría si pudiese morir y si alguien lamentaría la pérdida tras los tambores de su ceguera, es un final tan pausado como anunciado y el fin de la libertad tras un aplauso atronador.
Es la espera que mata toda ilusión de un final feliz tras la caída de los inocentes ante los que no lo son tanto, es la desesperanza de lo que se ha dicho y hecho en su nombre y las lágrimas que no pueden lavar tantas desgracias, son guitarras que ya no dan abasto ante el sonido de la maquinaria, es el dejar de escuchar por el comenzar a gritas, son los sinsentidos de cerrar la mente y negarse a mirar.
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