2 de diciembre de 2010

Fue

Señorita pasado, nos encontramos nuevamente en este viejo lugar y me hace sentir igual que ayer, coronada por un deber ser que nunca será mas que una idea, un plan y un deseo en la cabeza de aquellos a los que usted condena, pues hoy me siento rodeado por víboras tan venenosas como fatales, para enfrentar a las cuales usted no me brinda ayuda alguna.

Caminé sin recordarla y sin pensar en su primo don futuro, quien hoy espera al borde del abismo tanto para verme saltar como para hacerme caer, pues él es sólo uno, la vida lo persigue y parece arrastrarme irremediablemente hacia él.

Las paredes de quien debería ser son cada vez más altas y mi odio crece con ellas, me veo rodeado por formas violentas, viejas y feas que intentan llevarme por un camino que no es el mio, pero no seré aquel, no seré aquel que todos quieren que sea, aunque usted señorita me condene por alguna vez haberlo sido o don futuro me haga caer por nunca llegar a serlo.

Sólo estoy yo, y mi mejor amigo, el sobrino presente, pues él, él sólo observa enmudecido desde tan lejano rincón y pasa tan rápido como desapercibido, que lo tomo en cuenta sólo cuando ha caído en sus garras y se ha convertido en usted.

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